El Poder Silencioso de Soltar

Dejar ir a algunas personas no siempre se trata de enojo, resentimiento o drama. A veces, simplemente se trata de alineación, o mejor dicho, de la falta de ella.

Hay personas que en algún momento encajaron perfectamente en nuestras vidas, en nuestros corazones, en nuestras metas. En ese entonces, tenía sentido. La conexión era real. Los valores coincidían. El crecimiento era compartido. Pero con el tiempo, evolucionamos. Cambiamos. Tomamos otro rumbo.

Y eso no es algo malo.

Es parte de sanar. Parte de madurar. Parte de honrar en quién nos estamos convirtiendo.

Si alguien ya no encaja en tu vida, no porque sea una mala persona, sino porque la energía, las intenciones o los valores ya no están en sintonía, está bien dejarlo ir con amor. Tu paz, tu salud mental y tu propósito valen más que aferrarse a lo que alguna vez fue.

Como dijo Tupac:
"Que me hayas perdido como amigo no significa que me hayas ganado como enemigo. Soy más grande que eso. Aún quiero verte comer, solo que no en mi mesa."

Hay poder en esa gracia. Puedes soltar sin odiar. Puedes querer sin aferrarte. Puedes avanzar deseando lo mejor a quienes has superado.

No todos están destinados a acompañarnos todo el camino. Y eso también está bien.

A veces, crecer significa alejarse en silencio, sin culpas, solo con claridad.
Desearles lo mejor, pero elegirte a ti.

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